Nuestro cuerpo básicamente está formado por agua, la cual constituye aproximadamente el 60% del organismo de un adulto sano.
En los niños esta cifra es aún mayor llegando hasta un 75% cuando se trata de un recién nacido.
El agua es imprescindible para que nuestro organismo funcione adecuadamente.
Se utiliza en numerosos procesos fisiológicos (digestión, excreción de desechos del metabolismo, circulación, control de la temperatura corporal.
El agua potable la obtenemos de fuentes naturales
En los océanos se encuentra aproximadamente el 97% de toda el agua de la tierra, cerca del 2,3% está en forma sólida en los casquetes polares, un 0,3% se encuentra a gran profundidad lo que hace que su extracción no sea rentable.
El 0,4% se encuentra entre los ríos, lagos, y el subsuelo.
En primer lugar, el agua constituye un recurso natural bastante escaso, si consideramos la contaminación este recurso disminuye mucho más.
Debido al aumento de la contaminación se está afectando la calidad del agua, y por ello, la protección de los sistemas de agua dulce es un asunto prioritario.
Según datos aportados por AQUASTAT, el consumo de agua ha aumentado anualmente alrededor del 1% desde los años 80.
El acceso al agua potable es un aspecto fundamental dentro de la salud pública
El agua potable es aquella que cumple con los requisitos microbiológicos, físicos, químicos, radiactivos y organolépticos (propiedades de las sustancias que pueden apreciarse por los sentidos) que establecen las normas sanitarias de calidad de agua potable y que se considera apta para el consumo humano como lo descrito en la Norma Venezolana COVENIN 2634:2002.
Es muy importante garantizar un aporte de agua adecuado, tanto en cantidad como en calidad.
El agua determina el grado de hidratación de nuestro cuerpo, lo que es fundamental para conservar la salud.
Mientras el agua consumida, debe ser restituida continuamente, porque nuestro organismo no tiene la capacidad de almacenar agua.
Está demostrado que los recursos invertidos en el abastecimiento de agua potable y el saneamiento ambiental están directamente relacionadas con la mejora en la salud y en la productividad económica.
Actualmente existen numerosas limitaciones para la distribución de este servicio a toda la población.
Se ha demostrado que las inversiones en abastecimiento de agua potable y saneamiento guardan una estrecha correspondencia con el mejoramiento de la salud humana y la productividad económica.
Fuente:
- FAO. Usos de agua. Recuperado de http://www.fao.org/nr/water/aquastat/water_use/indexesp.stm
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- Howard G, Bartram J. Domestic Water Quantity, Service Level and Health. WHO/SDE/WSH/03.02. Recuperado de https://www.who.int/water_sanitation_health/diseases/WSH03.02.pdf?ua=1
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